Vives la vida realizando cada acción como la desean los demás. Pensando en el bien y el mal; pero nunca te dejas llevar. Oprimes la angustia que sientes en tu interior intentando que los demás ignoren tu situación, y esa sonrisa; es la sonrisa de todos los días. Oyes el tic tac del reloj, esperando que cambie de sonido a medida que pasan los segundos, o te quedas escuchándolo, asi de sencillo. Intentas saber por qué no se le pueden acabar las pilas ya.. O en por qué no puedes detener el tiempo. Das un repaso rápido a todas las personas que están a tu alrededor ¿ Qué estarán pensando ? No me importa. ¿ Estarán aburridos ? Que mas dá. ¿ Tendrán problemas? Eso no es de mi incumbencia.
Hasta que así, casi sin darte cuenta, le miras. Le miras. Le miras. Y así sucesivamente, hasta el límite finito que existe entre la calma y la idiotez, sacudes la cabeza, y piensas: Podría envejecer observando cada uno de sus movimientos. Pero no, cada vez que dices eso, mientes. Tus pensamientos se nublan con cada amanecer entre miradas, y determinado cierto tiempo te ves en la obligación de rehacerte a ti mismo. Para ese entonces ya no hay remedio alguno. Buscas desesperadamente alguna poción mágica, algún elixir que te saque por un momento de tu constante, atareante, desesperada, y consternante vida. Te aferras a ello como un perro se aferra al deseo/ posibilidad de volver a casa después de que le hayan abandonado; claro que ese no es tu caso. ¿ Perdona ? ¿ Es que a caso has creído por un momento que hablaba de mí ? Solo quería plasmar tu triste historia, aunque no debo tomarme la libertad de puntuarla, por decirlo de alguna manera. Hasta que te das cuenta de que es inútil ( claro, lleva su tiempo ) ; tienes que comprender la realidad. Puedes elegir la muerte como estilo de vida, un destino frágil y triste, o puedes trazar tu camino. Seguir el de los demás, o dejar huella. En cuanto vences la tentación de empezar a reírte descontroladamente; o de llorar, simplemente... bajas la cabeza y entre tantas otras cosas, entre tantos otros temas te preguntas.: ¿ Por qué hoy ? .
Vive la cruda realidad, Porque no existen los sueños.
- Sientes los latidos de tu corazón cada vez más fuertes.
- No, yo siento que la electricidad recorre mi cuerpo.
Y algún día te puedes despertar.
Hasta que así, casi sin darte cuenta, le miras. Le miras. Le miras. Y así sucesivamente, hasta el límite finito que existe entre la calma y la idiotez, sacudes la cabeza, y piensas: Podría envejecer observando cada uno de sus movimientos. Pero no, cada vez que dices eso, mientes. Tus pensamientos se nublan con cada amanecer entre miradas, y determinado cierto tiempo te ves en la obligación de rehacerte a ti mismo. Para ese entonces ya no hay remedio alguno. Buscas desesperadamente alguna poción mágica, algún elixir que te saque por un momento de tu constante, atareante, desesperada, y consternante vida. Te aferras a ello como un perro se aferra al deseo/ posibilidad de volver a casa después de que le hayan abandonado; claro que ese no es tu caso. ¿ Perdona ? ¿ Es que a caso has creído por un momento que hablaba de mí ? Solo quería plasmar tu triste historia, aunque no debo tomarme la libertad de puntuarla, por decirlo de alguna manera. Hasta que te das cuenta de que es inútil ( claro, lleva su tiempo ) ; tienes que comprender la realidad. Puedes elegir la muerte como estilo de vida, un destino frágil y triste, o puedes trazar tu camino. Seguir el de los demás, o dejar huella. En cuanto vences la tentación de empezar a reírte descontroladamente; o de llorar, simplemente... bajas la cabeza y entre tantas otras cosas, entre tantos otros temas te preguntas.: ¿ Por qué hoy ? .
Vive la cruda realidad, Porque no existen los sueños.
- Sientes los latidos de tu corazón cada vez más fuertes.
- No, yo siento que la electricidad recorre mi cuerpo.
Y algún día te puedes despertar.
*cRiis*
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